Exposición
Jaime Rodríguez
PRAGMA
Del 5 al 26 de Noviembre 2015
Sala 2
Entrada libre y gratuita
El limbo metafísico de Jaime Rodríguez
Un viaje casi místico por el sur de la India ha empujado al creador Jaime Rodríguez (Oviedo, 1968) hacia el camino del despojamiento. El artista se presenta ahora, con un discurso aligerado, en una suerte de limbo metafísico, situado en una vía trascendental con la que inicia una nueva singladura que se despliega por vez primera en Valey Centro Cultural de Castrillón.
Sin perder su lenguaje, el autor se presenta hoy sin ambages. La enorme experiencia adquirida como creador y comisario de exposiciones, habituado al manejo del vídeo en convivencia con otras poéticas contemporáneas, ha dotado a su trabajo de una seguridad y valentía que en este momento ejercita. Su inmersión oriental, más sensorial que cultural, ha acentuado su alegato plástico.
El resultado es un emocionante y deslumbrante cuadro desarrollado a partir de dos vídeos, una fotografía y un enorme tapiz, bordado con la ayuda de Nuria Menéndez, todo ello envuelto por la sutil creación del dúo Mind Revolution, empeñado en crear aquí un paisaje sonoro que se torna más íntimo que nunca.
Jaime Rodríguez se muestra desnudo y esencializado. Es obvio que su periplo por los lejanos dominios del Mar de Arabia ha renovado su pensamiento, actualmente poblado de formas que están brotando, de una vida latente aprehendida y traída ante nosotros. Emplea cuanto tiene a su alcance para dibujar su propio estado, su autorretrato. Tal vez él mismo ni siquiera lo haya digerido aún pero tiene la necesidad de declararlo. Se trata de un manifiesto artístico y de vida.
Las sensaciones del autor están extraordinariamente bien dibujadas y servidas. El artista nota un cambio profundo y eso es lo que captura y elabora. Necesita llevar a la sala y al público lo que siente. Ofrece un fluido discurso automático, hilvanado con más sabiduría que antes para presentar únicamente sensaciones.
El gran tapiz que coloca sobre uno de los muros del Valey se inspira en los característicos mandalas, tan arraigados en la vida cotidiana de la cultura hindú. La tela está dispuesta a modo de tríptico, sin la figuración religiosa de las tablas bajomedievales, pero, como aquellas, plena de significado. Es un cuadro repleto de inéditos hallazgos y circunstancias vertidas gracias a la combinación de un enjambre de técnicas y lenguajes. Jaime está cosiendo, dibujando un mapa desconocido. Se nota que aún tiene la aguja enhebrada en la mano y el hilo cuelga.
En los audiovisuales que presenta, colmados de luces y sombras, de vida en movimiento, existe un mundo esencial que está naciendo. No aparecen elementos reconocibles, ni sus habituales geometrías, aunque sí el concepto del azar. Jaime Rodríguez sumerge al espectador en una atmósfera de ensueño, acrecentada por el trascendente paisaje sonoro que sitia al visitante y enriquece el repertorio de imágenes de líquida y orgánica apariencia y formas ovaladas.
En esta muestra, concentrada y densa, no falta ni sobra nada. La emoción es máxima para Jaime y esto es lo único que se refleja, pero con un exquisito lenguaje gráfico y audiovisual, sabiamente aderezado con las composiciones de Mind Revolution. Maravillado por el cambio, lo que el autor no sabe es que cómo será el nuevo traje que está tejiendo para sí mismo.
Juan Carlos Aparicio Vega